Hay ocasiones en la vida en que parece que nadie te comprende, que nadie piensa igual que tú o que simplemente nadie ve las cosas desde tu punto de vista. Hay días en los que me he sentido así, lo cual hace que me ponga un poco triste. Mi tristeza me lleva al aislamiento y el aislamiento me puede llevar a la depresión.
Sin embargo, aunque ningún ser humano me entienda, puedo contar siempre con mi Dios y Salvador Jesucristo, él siempre esta dispuesto a escucharme y confortarme.
No sé que sería de mí si no lo tuviera a él, no sé cuanta necesidad tendría de amor si él no me hubiese amado, no sé que tan solo estaría si él no estuviera conmigo: ¡Gracias Señor Jesucristo por todo lo bello que haces en mi vida!
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